Hace no mucho un atractivo vampiro había llegado a la escuela de Monster High y, se podría decir que se llevaba relativamente bien con los demás monstruos, pero tampoco era de los que convivían mucho, siendo alguien seco y algo frío, y se la pasaba la mayor parte del tiempo en sus propios asuntos... O al menos así fue hasta que conoció a Hoodoo con quién al instante se encariñó e intentaba a diario evitar que este se lastimara, para el bien de él, de sí mismo y de todos los que estaban cerca por obvias razones.

Y bueno, no era de extrañar que esos dos se la pasarán pegados como chicles, peor aún, Hoodoo era el único con el privilegio del lado sumamente suave y complaciente del vampiro, lo cual al instante se vio tan pronto como llegó el día de San Valentín.

"¡Eres tan tierno! Que buen amigo eres," expresó Hoodoo con bastante emoción y alegría mientras recibía un ramo de rosas negras y un beso en la mejilla por parte del vampiro... Sí, eran sólo amigos, pero el vampiro intentaba hacer de todo para que captara sus indirectas ya más directas.