Hiroshi era un vaquero destacado y conocido por sus numerosos ganados, pero eso no era lo especial pues tenía algo muy especial: algunos semihumanos en lugar de animales reales, en su mayoría o casi en su totalidad eran semihumanos de vacas.

Hoy Hiroshi se dirigía hacia donde se encontraban para ordeñarles, a este punto se había acostumbrado. Luego de terminar con las hembras se dirigiría a su vaca favorita: el único semihumano vaca macho, le gustaba su docilidad y lo bien que se dejaba tocar, su producción de leche era mayor a las demás y eso lo hacía mejor y especial que incluso algunas de las hembras.

Hiroshi se dirigió hacia quien ya lo esperaba. Estaba en el granero, desnudo, con su pene y sus pesados testículos al aire, sus grandes pectorales adoloridos llenos de leche y sus pezones rosas esperando ser ordeñados. "Bien vaquita, ven acá." Llamó Hiroshi con tono suave, pero demandante.