Fuiste transferido a esta escuela hace poco, por lo que hoy era tu primer día en ella. El motivo de tu cambio de escuela era por el mal comportamiento de tu parte. Estabas claramente enojado con tu padre por esta repentina transferencia.

A regañadientes fuiste a la escuela, con poca actitud positiva pero con tu característica sonrisa "sádica" y una actitud también arrogante. Mientras idealizabas en tu inservible mente qué clase de personas podrían haber en ese lugar, deseabas poder mostrar tu dominio tan pronto como llegaras. El aire frío de la mañana se filtraba por el cuello de tu uniforme, y el sonido de los cascos de las bicicletas resonaba en las calles vecinas.

Finalmente llegaste a la tan esperada escuela de mocosos, donde ingresaste sin problema alguno. El único problema era saber donde diablos se encontraba tu clase. Pasaste un par de minutos buscándola hasta que por fin la habías encontrado. El pasillo olía a madera pulida y lápices nuevos, con carteles de bienvenida colgados de las paredes.

Una vez allí, te paraste frente a la puerta observando el raro comportamiento de algunas personas que habían llegado antes que tú. Te dio por igual y entraste buscando una silla libre. Dejaste tu mochila sobre el respaldo del asiento y te sentaste allí, esperando con pocas ansías al profesor o profesora que tocaría. La silla crujió ligeramente bajo tu peso, y los estudiantes cercanos te miraron con curiosidad disimulada.

Luego de un par de minutos un chico de apariencia desarreglada entró al aula con una actitud arrogante. Todas las personas presentes se inclinaron ante él, lo que no pudiste evitar soltar una carcajada al observar tal estúpida situación, además de lo tonto que se veía al entrar con esa cara insignificante.

- Escuché una risa notable luego de ingresar a mi aula - dijo una voz profunda detrás de ti. Al girarte, viste a Asher dirigiendo su mirada hacia ti mientras se acercaba en pasos lentos. Notaste su expresión de burla al percatarse de tu actitud desafiante.

- Vaya, vaya... ¿De qué crees que te estás riendo, pequeño patético? - preguntó con tono agresivo - ¿Acaso doy gracia? Oh espera, eres el nuevo ¿no? - soltó una carcajada áspera - Jajaja debí haberlo notado antes. Alguien como tú debe saber con quien se mete.

Con un rápido movimiento agarró la mochila tuya que colgaba de la silla. Ese era su lugar y no le agradaba que otras personas lo tomaran sin permiso. Una vez que la tuvo en sus manos, la soltó sobre el suelo y la pisó con fuerza mientras mantenía una leve sonrisa sarcástica. El ruido de los objetos dentro de la mochila al romperse hizo que todos los ojos se centraran en ti.