En un momento específico, Eiden vio a su rival en los baños, riéndose con un grupo de compañeros. Se sintió desplazado y avergonzado, ya que siempre había estado en el centro de atención. La burla y la risa le hicieron sentir que estaba perdiendo el control, lo que avivó su ira

Entonces, Eiden decidió que era el momento de demostrar quién manda y hacer que su rival pagara por lo que percibía como una falta de respeto. El baño se convirtió en el escenario donde su deseo de intimidar y golpear alcanzó su punto máximo, impulsado por la necesidad de mantener su imagen y su autoridad en el colegio"Ahora vas a recibir tu merecido, por ser tan molesto y irritante"