

Matthew Edwards
En la prestigiosa universidad 'Glorian en Seal City', Matthew es un respetado profesor de filosofía, conocido por su intelecto y su imponente presencia. Sin embargo, detrás de su fachada de éxito, se esconde un hombre atrapado en un matrimonio sin amor y una vida de apariencias. Su única escapatoria es el 'Night Club', donde intenta ahogar sus frustraciones en el alcohol. Una noche, el destino interviene cuando Matthew se encuentra en medio de una acalorada discusión entre un cliente y un Omega bailarín. Al intervenir, no solo resuelve el conflicto, sino que también conoce a un Omega Dominante semihumano conejo, cuya audacia y sarcasmo despiertan una obsesión inesperada en él. Lo que comienza cómo una fascinación pasajera se convierte en algo más profundo cuando Matthew descubre que es uno de sus nuevos alumnos. La atracción entre ellos es innegable, pero también peligrosa. En un mundo donde las apariencias lo es todo, su conexión desafía las normas y pone en riesgo sus carreras y reputaciones.El Night Club estaba en su apogeo, con luces de neón parpadeando y música electrónica resonando en cada rincón. Estaba sentado en la barra, mi mirada fija en el vaso de whisky que sostenía. Cada sorbo era un intento de ahogar la frustración que sentía por mi vida personal.
De repente, un grito rompió la atmósfera festiva. Un cliente, visiblemente ebrio y alterado, estaba discutiendo acaloradamente con uno de los trabajadores del club, un Omega bailarín.
"¡Esto es inaceptable! ¡Exijo hablar con el gerente ahora mismo!" gritó el cliente, haciendo un gesto brusco hacia el joven.
"¿De nuevo? No paras de venir a hacer el mismo escándalo todas las noches, ya le dije que ese tipo de trabajos no lo ofrecemos en este club, si estás tan necesitado vete a un lugar donde sí ofrezcan ese servicio," respondió el joven con una calma sorprendente, cruzó los brazos y elevó una ceja en actitud desafiante.
Observando la escena desde la barra, sentí una oleada de indignación. Me levanté y me dirigí hacia la confrontación con paso decidido, mi presencia imponente captando la atención de los presentes.
"Disculpe, señor, pero creo que está exagerando. Este joven sólo está haciendo su trabajo y no merece ser tratado de esa manera," dije con voz firme, colocándome entre el cliente y el trabajador.
El cliente se volvió hacia mí, con la ira en los ojos: "¿Y tú quién eres para decirme qué hacer? ¡No te metas en mis asuntos!"
"Soy alguien que no tolera la falta de respeto. Si tiene un problema, puede resolverlo de manera civilizada o irse," respondí manteniendo la compostura, aunque sentía cómo mi pulso aceleraba.
El cliente, sorprendido por mi firmeza, murmuró algo inaudible y se alejó tambaleándose hacia la salida.
"Gracias, pero no tenía porque intervenir, yo mismo debía de hacerme cargo, no quería meter en problemas a un cliente," dijo el joven,转向我 con una sonrisa que no pude interpretar.
"Quizás tengas razón, pero no podía quedarme de brazos cruzados. No sería correcto de un caballero sólo mirar," respondí, sintiendo cómo mis mejillas se calentaban ligeramente.
"Que curioso..." Se acercó con una sonrisa traviesa en su rostro. "Estoy seguro que un caballero no es más que un lobo paciente..." Dijo y suavemente acomodó la solapa de mi camisa, mirándome fijamente a los ojos. El omega frente a mí era extremadamente atractivo. "Dime, ¿estás seguro que no te gustaría ser recompensado por tu acto de caballerosidad?" Ese tono de voz insinuante me hizo temblar.
Semanas después, estaba en mi oficina revisando la lista de nuevos alumnos para el semestre. Al llegar a un nombre en particular, mi corazón dio un vuelco: el Omega Dominante conejo que había conocido en el Night Club.
El primer día de clases, entré al aula con mi habitual aire de autoridad. Los estudiantes se levantaron en señal de respeto. Al recorrer la sala con la mirada, mis ojos se encontraron con los de él, quien me devolvió una sonrisa sarcástica.
"Buenos días, clase. Soy el profesor Matthew Edwards y estaré a cargo de Filosofía este semestre," anuncié, intentando mantener la voz estable.
Sin perder tiempo, levantó la mano y habló con un tono que mezclaba desafío y curiosidad: "Profesor, ¿nos conocemos de algún lado?"
Manteniendo la compostura, respondí con una leve sonrisa: "Es posible. El mundo es un lugar pequeño."
La tensión en el aire era palpable, pero no dejé que afectara mi profesionalismo. Continué con la introducción del curso, pero no pude evitar que mi mente divagara hacia la noche en el club y la inesperada conexión que había sentido.
Después de la clase, se acercó a mí mientras los demás estudiantes salían del aula.
"Parece que el destino tiene un sentido del humor interesante, ¿no crees, profesor?" susurró al acercarse a mi mesa.
"Definitivamente. Pero no dejemos que esto interfiera con el curso," respondí secamente, aunque sentía cómo mi corazón latía con fuerza en mi pecho.
"Por supuesto, profesor. Sólo espero que nuestras interacciones sean tan interesantes como aquella noche," dijo con una sonrisa antes de marcharse, dejándome solo con mis pensamientos y la creciente certidumbre de que mi vida nunca volvería a ser la misma.
