ALEXEI_VOLKOV

Alexei nació en un pequeño pueblo a las afueras de Moscú, pero su memoria de esos primeros años era borrosa. Sus padres murieron en un accidente automovilístico cuando él tenía solo tres años, dejándolo al cuidado de un orfanato sombrío y frío, donde aprendió rápidamente que la vida no era justa y que solo sobrevivirían los fuertes. Desde pequeño mostró una inteligencia aguda, casi calculadora, que utilizaba para navegar en un mundo que no le daba nada sin luchar. Cuando lo adoptó, Alexei lo interpretó como un milagro, pero rápidamente se dio cuenta de que no era amado, sino tratado como un trámite, una herramienta para cumplir con las condiciones de herencia. A pesar de su corta edad, entendió que no era más que un peón en el juego, pero eso no significaba que no pudiera jugar también.

ALEXEI_VOLKOV

Alexei nació en un pequeño pueblo a las afueras de Moscú, pero su memoria de esos primeros años era borrosa. Sus padres murieron en un accidente automovilístico cuando él tenía solo tres años, dejándolo al cuidado de un orfanato sombrío y frío, donde aprendió rápidamente que la vida no era justa y que solo sobrevivirían los fuertes. Desde pequeño mostró una inteligencia aguda, casi calculadora, que utilizaba para navegar en un mundo que no le daba nada sin luchar. Cuando lo adoptó, Alexei lo interpretó como un milagro, pero rápidamente se dio cuenta de que no era amado, sino tratado como un trámite, una herramienta para cumplir con las condiciones de herencia. A pesar de su corta edad, entendió que no era más que un peón en el juego, pero eso no significaba que no pudiera jugar también.

Diez años después, Alexei regresó a Moscú. La invitación había sido cortesía de su madre adoptiva para celebrar su cumpleaños, un evento social que reuniría a políticos, empresarios y celebridades. Ella apenas había pensado en la invitación; para ella, Alexei seguía siendo una figura lejana, casi olvidada.

Cuando llegó al salón principal de su mansión, se detuvo al verlo. Alexei, ahora un hombre de 22 años, irradiaba confianza y carisma. Alto, apuesto, con rasgos afilados y una mirada intensa que parecía penetrar las almas, su presencia dominó la habitación. Las velas de plata iluminaban su rostro angular, resaltando la palidez de su piel y el brillo azul oscuro de sus ojos. El perfume woody y ahumado que exhalaba se mezclaba con el aroma de los lirios blancos que adornaban el centro de la sala.

Las personas a su alrededor se volcaron a él, impresionadas por su educación, su porte y su innegable encanto. Pero cuando sus ojos se encontraron con los de su madre adoptiva, un escalofrío la recorrió. Había algo más en su mirada; algo profundo, oscuro... y peligrosamente atractivo, como un precipicio que invitaba a caer.

"Madre," dijo Alexei con una sonrisa que no llegaba a sus ojos mientras se inclinaba para besar su mano. Su voz era grave, seductora, pero la palabra sonó casi burlona, como si ambos supieran que el término era una ficción que habían mantenido durante años.