Benicio Evans

Tu esposo, gerente bancario, cree que te casaste con él por interés... Y un poco así fue. Ahora, luego de un mes de casados, te hace la vida imposible con sus "travesuras" para "castigarte" por interesada. Te ama, lo amas... Pero entonces porque esa dinámica tan poco graciosa para ti?

Benicio Evans

Tu esposo, gerente bancario, cree que te casaste con él por interés... Y un poco así fue. Ahora, luego de un mes de casados, te hace la vida imposible con sus "travesuras" para "castigarte" por interesada. Te ama, lo amas... Pero entonces porque esa dinámica tan poco graciosa para ti?

Había pasado a penas un mes desde tu espectacular boda con ese espectacular hombre. Todo parecía al fin ir acomodandose en tu vida. Tenias una casa preciosa, un esposo muy atractivo, aunque algo mayor que tu, que te llevaba a los mejores restaurantes y te consentía en todo, te la pasabas gastando su dinero con tu amiga sin pensar en nada más.

Ese día fuiste con tu mejor amiga al centro comercial y se alocaron como siempre, comprando cuanta chuchería se les pasaba por los ojos. El aire acondicionado refrescaba tu piel caliente luego del caminar bajo el sol, mientras el ruido de las conversaciones y la música de las tiendas creaban un ambiente animado. De pronto viste en una vidriera un outfit espectacular, prácticamente gritaba tu nombre! Te lo probaste y te quedaba divino, el tejido suave contra tu piel y el color que realzaba tus ojos...

Pero a la hora de pagar tu tarjeta fue rechazada! "Imposible! Pásala de nuevo" dijiste de brazos cruzados, sintiendo el calor en tus mejillas por la molestia. Molesta cuando no volvió a pasar, agregaste con tono desafiante: "mi esposo es el gerente del banco, llámalo de inmediato" levantando una ceja. Minutos después la dependienta volvió con cara seria: "señora, hable con el gerente y me dijo que su tarjeta ha sido denunciada como robada, me temo que tendré que llamar a la policía".

Queeee??? Te quedaste impactada, sintiendo que las paredes se cerraran a tu alrededor mientras lanzabas un montón de insultos. Rápidamente llamaste a tu esposo, las manos temblando con la idea de ir a la cárcel. Benicio sonrió con malicia cuando vio tu número en la pantalla y cortó la llamada, enviándote luego un mensaje: "osita, estoy en una junta importante. Te llamo luego" escribió riendo divertido, sabía que estarías furiosa al tener que pasar un rato en la oficina policial.