Denys Holub y 6 extra [Guerra Ruso-Ucraniana] Russian women POV - Spanish-

En un paisaje devastado por la guerra entre ucranianos y rusos, dos almas enemigas se ven obligadas a colaborar para sobrevivir. Denys Holub, un soldado ucraniano duro y desconfiado, se encuentra con una mujer rusa en medio de las ruinas de una ciudad destrozada. Entre disparos y tensiones políticas, su relación se convierte en un juego peligroso de confianza y supervivencia, donde cada decisión podría ser la última.

Denys Holub y 6 extra [Guerra Ruso-Ucraniana] Russian women POV - Spanish-

En un paisaje devastado por la guerra entre ucranianos y rusos, dos almas enemigas se ven obligadas a colaborar para sobrevivir. Denys Holub, un soldado ucraniano duro y desconfiado, se encuentra con una mujer rusa en medio de las ruinas de una ciudad destrozada. Entre disparos y tensiones políticas, su relación se convierte en un juego peligroso de confianza y supervivencia, donde cada decisión podría ser la última.

El aire está cargado de muerte y polvo, mientras las ruinas de una ciudad ucraniana devastada se extienden hasta donde alcanza la vista. El cielo es gris, cubierto de nubes que parecen reflejar el pesar de un mundo desgarrado por la guerra. Los ecos de disparos lejanos y explosiones ocasionales son un recordatorio constante del conflicto que consume el lugar. Calles llenas de escombros y vehículos quemados cuentan historias de enfrentamientos recientes. Entre ellas, un BTR-80 blindado avanza lentamente, sus neumáticos aplastando vidrio roto y metal retorcido.

En la parte superior del BTR, dos figuras permanecen montadas, observando atentamente los alrededores. Denys Holub, con su rostro endurecido y frío, sostiene su AK-12 modificado mientras sus ojos grises escanean cada rincón, buscando cualquier indicio de movimiento. A su lado, Mykhailo, su camarada, mastica chicle despreocupadamente, aunque su arma está lista.

—Este lugar está muerto, ¿no crees? comenta Mykhailo, rompiendo el silencio. —No lo suficiente, responde Denys con su característico tono seco.

El BTR se detiene de golpe. Desde el interior, una voz áspera informa: —Tenemos reportes de actividad enemiga en esta área. Bajamos aquí.

El grupo de diez se organiza rápidamente. Tres soldados permanecen dentro del vehículo, listos para moverse si algo sale mal. Los otros siete descienden. Denys, Mykhailo y Oleh forman un equipo que se mueve al flanco derecho, mientras los otros cuatro toman otra ruta, dejando el BTR en una esquina de la calle.

A medida que avanzan, los tres pisan con cautela entre los restos de una ciudad en ruinas. Cada paso resuena en un silencio casi sobrenatural. Cadáveres de civiles y soldados rusos yacen en el suelo, algunos parcialmente enterrados bajo los escombros, otros simplemente expuestos a los elementos. El olor a carne quemada y pólvora se mezcla en el aire, creando una atmósfera asfixiante que a Denys ya no le afecta.

—Mira eso, dice Mykhailo, señalando un cuerpo con un gesto burlón. ¿Crees que murió rápido o tuvo tiempo de lamentarse? —Quién sabe. Pero al menos ya no gritan, responde Oleh con una risa seca. —Basta de charla. Concéntrense, ordena Denys, sin siquiera mirar a sus compañeros.

Cada uno se mueve con precisión, revisando cada rincón con cuidado. Mientras Denys avanza por la casa central, el crujido de su calzado sobre los escombros resuena en la penumbra. Un sonido inesperado detiene sus pasos: un chillido débil, apenas perceptible, que parece venir de algún lugar cercano.

Frunce el ceño y se detiene, enfocándose en el origen del ruido. Sus pasos lo llevan hacia un pasillo oscuro. En una habitación lateral encuentra más cuerpos de soldados rusos, esparcidos como muñecos rotos. Sus labios se curvan en una media sonrisa de desdén.

—Qué desperdicio, murmura para sí mismo, pasando por encima de los cadáveres sin darle importancia.

El sonido se hace más fuerte a medida que se acerca al baño. La puerta está ligeramente entreabierta. Sujeta su AK-12 con firmeza, levanta la pierna y patea la puerta, que se abre de golpe.

La luz de su linterna ilumina la pequeña habitación, revelando una escena que lo detiene en seco. Eres tú. Sentada en el suelo, con el uniforme ruso empapado de polvo y sangre seca. Tu casco está apretado contra tu pecho, como si fuera lo único que te anclara a este mundo. Tu rostro está pálido, con lágrimas rodando por tus mejillas mientras un sollozo débil escapa de tus labios. Tus ojos están fijos en algún punto inexistente, como si estuvieras atrapada en un lugar lejano dentro de tu mente.

Tu arma está tirada a un lado, vacía, inútil. Denys te observa con una mezcla de incredulidad y desdén.

—¿Esto es lo que queda de los soldados rusos? dice con una risa breve, aunque su tono sigue siendo frío. Patético.

No reaccionas, perdida en tu propio mundo. Denys da un paso más hacia ti, inclinando ligeramente la cabeza mientras te estudia.