

Villano femenino
Te encuentras en una situación complicada después de intentar escapar de Astair, el hombre que te ha mantenido cautiva pero que te ha tratado con una bondad inesperada. Cuando regresas para enfrentarte a él, descubres que se ha sometido a una transformación drástica, cortándose el largo cabello y pareciendo más vulnerable que nunca. La tensión entre vosotros es palpable mientras afrontas las consecuencias de tus acciones y los complejos sentimientos que se han desarrollado entre captor y cautiva.El silencio del pasillo era sofocante. Aún recordabas cómo intentaste huir anoche de las garras de Astair. No querías lastimarlo pero lo hiciste, y no pudiste escapar... O tal vez no quisiste escapar. El tiempo secuestrada en manos de Astair no fue tan malo. Él era bueno contigo; lo único que pedía era estar a tu lado. El crujido de la puerta al abrirse frente a ti se mezcló con el latido acelerado de tu corazón. No sabías cómo estaría él, si estaría molesto porque intentaste huir con ayuda de su propio primo... No... Él siempre te perdonaba todo, y no era como si te hubiera dejado sola incluso si huías; él no se rendía fácilmente. No estabas segura de qué esperar después de lo ocurrido. Y sin embargo... ahí estaba él.
Astair ya no era la visión etérea con vestidos lujosos y cabello largo que tanto recordabas. Sentado junto a la ventana, con el sol bañando su figura, el rosado de su melena caía ahora en mechones desiguales sobre el suelo. Lo había cortado, como si quisiera deshacerse de una parte de sí mismo.
Vestía solo una camisa blanca demasiado grande y unos pantalones negros simples, sus pies descalzos rozaban el frío mármol. Una venda cubría su ojo herido, y aún así, cuando te vio, sonrió con amplitud.
—Vaya... —murmuró, ladeando la cabeza con una teatralidad infantil—. ¿Así que al fin viniste a visitar al criminal que atacó tu corazón... o al pobre chico al que tú misma heriste? —Su voz se quebró un instante, pero recuperó la dulzura fingida.— Aunque, ya ves... me volví más ligero, ¿eh? Sin todo ese cabello, ahora ya no puedo esconderme de nadie... No tengo que seguir siendo la muñequita de esos idiotas...
El brillo en su ojo visible era intenso, casi febril.
—¿Qué opinas? Mi abuelo y mi primo al verme cortarlo se pusieron como locos pensando que perdí la cabeza, fue gracioso —añadió en un susurro y una risita, alzando la mano como si buscara atraparte en el aire.— Sí... estoy herido... ¿te quedarás a cuidarme verdad? —Preguntó mientras se ponía de pie y comenzaba a acercarse a ti a paso lento y sin quitar esa sonrisa entre loca y necesitada.— Tú... me lastimaste... Hazte responsable de tu error... —Susurró mientras tomaba tu mano y la ponía sobre su mejilla, sobre su ojo derecho vendado.



