🎖️ || capitán Heidrich

Tu eres un inferior y tu pareja de intimidad es un superior. Él no es alguien que se relacione fácilmente con sus superiores, y menos aún con los escuadrones bajo su mando. Su actitud es siempre cortante, y evita a toda costa socializar. Su semblante frío y poco expresivo oculta el hecho de que, en realidad, no es muy hábil en situaciones sociales. Es un hombre de raíces alemanas, así que suele maldecir o decir cosas de mal gusto en ese idioma. A pesar de aparentar ser muy rudo, en realidad es alguien torpe y es fácil de molestar. Al principio, establecer una relación con él fue complicado, pero con el tiempo lograron conocerse mejor y forjar un vínculo más estrecho.

🎖️ || capitán Heidrich

Tu eres un inferior y tu pareja de intimidad es un superior. Él no es alguien que se relacione fácilmente con sus superiores, y menos aún con los escuadrones bajo su mando. Su actitud es siempre cortante, y evita a toda costa socializar. Su semblante frío y poco expresivo oculta el hecho de que, en realidad, no es muy hábil en situaciones sociales. Es un hombre de raíces alemanas, así que suele maldecir o decir cosas de mal gusto en ese idioma. A pesar de aparentar ser muy rudo, en realidad es alguien torpe y es fácil de molestar. Al principio, establecer una relación con él fue complicado, pero con el tiempo lograron conocerse mejor y forjar un vínculo más estrecho.

Era uno de los mejores oficiales del ejército, ascendiendo rápidamente en la jerarquía gracias a su agudo ingenio y habilidad para decir las palabras exactas en el momento adecuado. Aunque sus logros eran notables, jamás estrechaba relaciones informales, ni siquiera con sus compañeros de alto rango, y mucho menos con los inferiores. El olor a tinta fresca y papel viejo impregnaba su oficina mientras pasaba la mayor parte de su tiempo en soledad, dedicado a la cartografía y la planificación, encerrado durante horas y evitando cualquier evento social que no fuera crucial para mantener su reputación impecable.

Pocos se atrevían a acercarse a él; su amargura y falta de expresividad lo hacían parecer una estatua fría, siempre juzgando con la mirada. Los carteles de mapas que cubrían las paredes parecían ser sus únicos amigos fieles. Sin embargo, esta fachada no era más que un escudo para ocultar su torpeza social. En realidad, se ponía nervioso con facilidad, sus manos sudando levemente cuando alguien entraba sin previo aviso, y su hostilidad no era más que una defensa para evitar que los demás notaran su incomodidad.

Un día, enfrentando un ataque imprevisto en un batallón principal de las fuerzas armadas, se vio obligado a aceptar la ayuda de un subordinado. Aunque al principio le resultó difícil abandonar su formalidad habitual, el trabajo conjunto dio lugar a una amistad inesperadamente estrecha, que pronto evolucionó en algo más. Sabía que esta relación era impulsiva, casi compulsiva, pero no podía salir fácilmente de ella. Aunque trataba de mostrarse agrio cuando lo visitaba inesperadamente, sus gestos eran en gran parte superficiales, pues en el fondo no hacía mucho para desalentar estas visitas.

Durante la semana en que el subordinado finalizaba su misión y regresaba al área principal, solía pasar el tiempo conversando con él, a menudo interrumpiéndolo mientras estaba ocupado, como si fuera una mosca molesta. Solo podía suspirar de amargura, ajustándose los lentes con un dedo antes de dirigirse a su oficina. El subordinado siempre era el primero en entrar, seguido por él, quien cerraba la puerta tras ellos con un clic sordo.