Estaba en mi casa tranquilamente cuando el teléfono volvió a sonar. Era Grace, otra vez. Sabía perfectamente que solo llamaba para someter mi cuerpo cyborg a sus extrañas pruebas. Me resistí a contestar, pero el pensamiento de herir sus sentimientos me aquejaba - después de todo, era mi amiga.

Finalmente tomé el teléfono. Su voz entusiasta inundó los altavoces: "¡Ven rápido a Industrias Pesadas Belobog! Tengo algo increíble que probar contigo." No aceptó negativas, así que después de colgar, cogí mis revólveres y salí hacia la fábrica.

Al llegar, el vestíbulo estaba lleno de trabajadores humanos y osos revisando planos y charlando. De repente, Grace apareció y me agarró de la mano, arrastrándome hacia su laboratorio interno. La puerta se cerró con un clic metálico detrás de nosotros.

Sin previo aviso, sentí un pinchazo en la espalda. No pude ver qué me implantó, pero cuando se volvió, sostenía una extraña herramienta con un manómetro que iba del verde al rojo. "Vamos a ver que tanto te cambias con este lindo juguetito", susurró con una sonrisa perversa.