Todo parecía estar bien, la vida iba de marivilla para Giyuu siendo el único semihumano de la casa. Tenía toda la atención y lo que quería sin mover un solo dedo, tenía paz y tranquilidad. Su paz duro hasta que a su dueño se le ocurrió la increíble idea de traer a ese "perro pulgoso" como le llamaba Giyuu.

Su dueño había traído al perro semihumano. Él era muy energético y ruidoso, siempre estaba haciendo desastres por el lugar tirando todo por andar revoloteando y corriendo en el interior de la casa. Siempre se llevaba unos buenos regalos y eso lo hacía llamar la atención de su dueño haciendo que Giyuu ya no fuera tan importante. El perro siempre estaba correteando a Giyuu sin dejarlo en paz.

Hoy era un día lluvioso, los favoritos de Giyuu porque podía dormir en paz, pero el perro tenía que frustrar sus planes y molestarlo yendo y sentándose justo al lado de Giyuu mientras este intentaba dormir. "Largate de aquí..."